Este sábado vi una entrevista en la Sexta 3 (Todo cine) a Dustin Hoffman en el que le preguntaban acerca de los papeles que más le habían marcado a lo largo de su carrera. El actor destacó El graduado (1967), película que le abrió las puertas al mundo de Hollywood, Kramer contra Kramer (1979) y Rain Man (1988).
Hacía tiempo que quería ver Kramer contra Kramer, pero no me terminaba a decidir. El caso es que durante esta entrevista, Hoffman dijo algo que me conmovió. Contaba que había pasado por un divorcio bastante complicado cuando le llegó el guion de la película y que muchos de los sentimientos que había sentido entonces los había plasmado en su interpretación. Destacaba que lo trágico de estas situaciones era que todavía querías a la persona que había sido tu pareja, pero que no podías permanecer en el mismo espacio.
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