Referencias:
Miedo Encarnado 2. Libro segundo: Fraction e Immonen, 1.95 euros. Formato comic-book. 24 páginas.
Pese a la mala manía de Marvel a, cuando hablamos de grandes eventos, ofrecer un primer número intenso y cargado de cosas y unos sucesivos bastante menos interesantes, parece que con este segundo capítulo de Miedo Encarnado la cosa no decae.
En sólo 24 páginas leemos a un Odín que huye a Asgard y deja Midgard (la Tierra) a su suerte ante la apocalíptica amenaza de La Serpiente. También vemos como Thor, su hijo, se resiste a la voluntad de su padre y no ceja en la idea de ayudar a los humanos.
Leemos la caída de los Dignos a la superficie de la Tierra y la conversión de tres máquinas destructivas como son Juggernaut, Hulk y Titania convertidos en avatares de algo más destructivo todavía; el Quebrantarocas, el Quebrantamundos y la Quebrantahombres.
Y por último vemos la desolación. La masacre que Pecado, por orden de La Serpiente, desata sobre Washington DC sin ninguna fuerza que, por el momento, pueda oponérsele.
No está nada mal, desde luego.
Miedo Encarnado 2. Libro segundo: Fraction e Immonen, 1.95 euros. Formato comic-book. 24 páginas.
Pese a la mala manía de Marvel a, cuando hablamos de grandes eventos, ofrecer un primer número intenso y cargado de cosas y unos sucesivos bastante menos interesantes, parece que con este segundo capítulo de Miedo Encarnado la cosa no decae.
En sólo 24 páginas leemos a un Odín que huye a Asgard y deja Midgard (la Tierra) a su suerte ante la apocalíptica amenaza de La Serpiente. También vemos como Thor, su hijo, se resiste a la voluntad de su padre y no ceja en la idea de ayudar a los humanos.
Leemos la caída de los Dignos a la superficie de la Tierra y la conversión de tres máquinas destructivas como son Juggernaut, Hulk y Titania convertidos en avatares de algo más destructivo todavía; el Quebrantarocas, el Quebrantamundos y la Quebrantahombres.
Y por último vemos la desolación. La masacre que Pecado, por orden de La Serpiente, desata sobre Washington DC sin ninguna fuerza que, por el momento, pueda oponérsele.
No está nada mal, desde luego.
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