Referencias:
Pantera Negra: El Hombre Sin Miedo 1: Liss y Francavilla, 9.95 euros. Formato tomo. 144 páginas.
He de decir que tenía puestas muchas esperanzas en este tomo y que, al final, no ha resultado ser para tanto.
Tenemos ante nosotros una historia muy del estilo de las de Daredevil (callejera, sin mucha relevancia en el Universo Marvel pero con personajes fácilmente reconocibles).
El villano de turno es un mafioso proveniente de Rumanía que se hace llamar Vlad, el Empalador. A éste se le añaden otros personajes como sus dos hijos, su mujer y, por supuesto, T'challa.
El antiguo rey de Wakanda ha dejado la responsabilidad del país en manos de su hermana y ha viajado a occidente para encontrarse a sí mismo. ¿Qué mejor lugar para hacerlo que sustituir a alguien que está haciendo el mismo viaje?
El tomo no es malo, para nada (el final es particularmente interesante). Pero no llega a la excelencia que, no sé muy bien por qué, me esperaba de esta historia.
El trabajo de Francavilla a los lápices, sin ser muy vistoso cumple bien con la función de dar un tono oscuro y sobrio a la trama.
Pantera Negra: El Hombre Sin Miedo 1: Liss y Francavilla, 9.95 euros. Formato tomo. 144 páginas.
He de decir que tenía puestas muchas esperanzas en este tomo y que, al final, no ha resultado ser para tanto.
Tenemos ante nosotros una historia muy del estilo de las de Daredevil (callejera, sin mucha relevancia en el Universo Marvel pero con personajes fácilmente reconocibles).
El villano de turno es un mafioso proveniente de Rumanía que se hace llamar Vlad, el Empalador. A éste se le añaden otros personajes como sus dos hijos, su mujer y, por supuesto, T'challa.
El antiguo rey de Wakanda ha dejado la responsabilidad del país en manos de su hermana y ha viajado a occidente para encontrarse a sí mismo. ¿Qué mejor lugar para hacerlo que sustituir a alguien que está haciendo el mismo viaje?
El tomo no es malo, para nada (el final es particularmente interesante). Pero no llega a la excelencia que, no sé muy bien por qué, me esperaba de esta historia.
El trabajo de Francavilla a los lápices, sin ser muy vistoso cumple bien con la función de dar un tono oscuro y sobrio a la trama.
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