26 nov 2012

Los tres mosqueteros

Recomendación de la semana



Autor: Alexandre Dumas

Año: 1844

SinopsisEl joven D’Artagnan abandona su Gascuña natal en pos de un sueño: convertirse en mosquetero. Desposeído de su carta de presentación por un misterioso asaltante, llega a París sin credenciales y prácticamente sin dinero y se topa, además, con tres caballeros que le retan a un duelo que no duda en aceptar. Manejando la espada con destreza, se ganará el respeto de sus contrincantes que no son otros que Athos, Porthos y Aramis. Junto a ellos, D’Artagnan se verá inmerso en una conspiración que pondrá a prueba su valor y su lealtad.

Comentarios: Sencillamente, maravilloso. Me considero una apasionada lectora de las novelas del XIX y, sin embargo, este es uno de esos libros (como los de Verne) que nunca terminaba de animarme a leer. No sé si sería por lo voluminoso de del libro, por el hecho de que es la primera parte de una trilogía (le siguen Veinte años después y El bizconde de Bragelonne) o porque no se había cruzado antes por mi camino. 

Lo cierto es que la obra me ha sorprendido gratamente. Por algún motivo, esperaba menos dosis de humor, algo mucho más bélico que haría la narración algo tediosa; pero estaba equivocada. Los personajes folletinescos y lo temerario de D'Atagnan, quien en su primer día en París ya se reta a tres duelos, ha amenizado notablemente la lectura.

También la narración es sorprendente, al menos si no se conocen las circunstancias en las que se publicó la novela. Dumas, vividor y escritor de éxito, se enriqueció y empobreció varias veces a lo largo de su vida.  Los tres mosqueteros se publicaron en el periódico Le Siècle, un método editorial frecuente durante la época que garantizaba, por un lado, la venta de periódicos y, por otro, un sueldo al escritor. Es en este contexto donde se fraguan los capítulos que terminan en tensión, donde D'Artagnan se metía en problemas y los lectores tenían que esperar a la siguiente entrega para saber qué le había pasado. Por suerte, a día de hoy solo tenemos que pasar la página.

En cuanto a los personajes, es admirable la capacidad de Dumas para hacerlos humanos más allá de las limitaciones del género. Después de ver Los Mosqueperros, esperaba un D'Artagnan fiel a su amor (en este caso no es Julieta, sino Mme. Bonacieux) pero lleva a cabo ciertas maniobras que ponen en duda la caballerosidad del aspirante a mosquetero. Con Porthos nos encontramos un mosquetero fuerte, pero algo corto de entendederas, Aramis es el eterno galán y, probablemente por ello, el eterno aspirante a sacerdote y Athos, oh, sus borracheras con ojos vidriosos pensando en su honor perdido recuerdan irremediablemente al capitán Diego Alatriste. Por supuesto, no puedo dejar de mencionar a la letal Milady de Winter que, pese a caer en el arquetipo de la femme fatal, no deja de ser uno de mis personajes favoritos.

Por último, me gustaría compartir un artículo de Arturo Pérez Reverte que dedica a los mosqueteros y que, además, sirve de prefacio a la edición publicada en Debolsillo. Solo una advertencia, habla de la muerte de D'Artagnan aunque, como podéis imaginar, sucede mucho tiempo después.  




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