14 abr 2011

Yo, robot

Si hace unos días comentábamos en el blog Fundación e Imperio, hoy le ha tocado el turno a Yo, robot, también de Isaac Asimov.

Yo, robot es un clásico de la literatura de ciencia ficción aunque, como todo buen libro de este género, lo que hace que sea verdaderamente interesante son precisamente aquellos detalles que lo alejan de las naves espaciales para invitarnos a la reflexión. Así me lo dijo un amigo hace poco y no puedo estar más de acuerdo.

Lo primero que encontramos al abrir el libro es una cita curiosa (al menos para un libro) en la que se citan las tres leyes fundamentales de un manual de robótica:

Primera Ley: Un robot no puede atentar contra un humano, o actuando negligentemente permitir que un humano se exponga a algún tipo de riesgo.
Segunda Ley: Un robot debe obedecer las órdenes recibidas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no sea incompatible con la Primera o la Segunda Ley.

Esto llama mucho la atención, sobre todo cuando comprobamos que a lo largo del libro actúa como eje vertebrador de todas las historias cortas que tienen como protagonista (de forma más o menos directa) a un robot.

Tengo que confesar que en ocasiones se me hizo un poco pesada, principalmente porque hay historias a las que les falta "gancho" o pueden llegar a parecer repetitivas y, sobretodo, porque la versión que leí era del año 87 y estaba pésimamente traducida.

Sin embargo, hay que reconocerle a Asimov los méritos de humanizar a los robots (son entrañables las historias de "Robbie" y "¡Embustero!") y de sacar tanto partido a las leyes de la robótica. Sin darnos cuenta, a medida que vamos leyendo las historias (que siguen un orden cronológico) vemos la evolución tecnológica de los robots que culmina en el último relato: "El Conflicto Evitable". Una buena historia para acabar ya que hace que al cerrar el libro se te quede una sonrisilla y un buen sabor de boca.




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