31 may 2011

¡Indignaos!


En este momento difícil de crisis en el que los jóvenes somos uno de los grupos peor parados, Stéphane Hessel hace un llamamiento a la juventud para que se indigne, proteste y haga oír su voz por encima de los "males necesarios".

Y cuando es Hessel el que hace este llamamiento, parece que ignorarlo se convierte en una difícil tarea. He de confesar que antes de leer el libro no sabía quién era, pero un vistazo a la contraportada nos deja claro que fue (y es) un luchador incansable: sobrevivió a varios campos de concentración durante la II Guerra Mundial, formó parte de la Resistencia francesa, se mostró a favor de la independencia de Argelia y fue, además, uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por eso sus palabras suenan con la fuerza de la experiencia y de haber vivido la injusticia en primera persona.

En el libro se hace un canto a la capacidad y el derecho de indignarse como primera medida para cambiar el mundo. La indiferencia no lleva a ningún sitio y por ello se reflexiona sobre varias situaciones que, si bien no son tan evidentes como en su día lo fue el nazismo, también están marcadas por la injusticia y son susceptibles de hacernos reaccionar.

Hessel subraya la necesidad de la insurrección, pero eso sí, de la insurrección pacífica, la única posible para conseguir cambiar la situación actual tal y como en su día lo hizo Gandhi.

Es una lectura muy recomendable que podréis encontrar en cualquier librería por 5 euros.


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