14 sept 2011

Crítica a True Blood 4x07


Después de que Bill Compton perdonara la vida a su vasallo Eric, la relación de este con Sookie se ha afianzando. Eso sí, les esperan tiempos difíciles porque Marnie, la bruja wiccana, ha sido poseída por Antonia Gavilán de Logroño. Tiene guasa el nombre, sobre todo porque señalan la ciudad de origen siempre que se refieren a ella.

Sin duda, esta bruja riojana torturada durante los tiempos de la Inquisición es la antagonista principal de la temporada y, por tanto, el personaje que más juego va a dar. Prueba de ello es que, tal y como hizo años atrás, planea hacer que los vampiros caminen a la luz del día cueste lo que cueste.

Otro de los arcos de la temporada esta protagonizado por Jessica, quien descubre que la vida como vampiresa monógama no está hecha para ella. Hablar con Jason tampoco ayuda porque la atracción que hay entre ambos  es evidente y ninguno de los dos quiere hacer daño a Hoyt.

Por último, parece que se avanza algo más en el misterio del bebé de Arlene. El pequeño ve a una mujer que le canta canciones en francés y que Lafayette también conoce por su condición de medium. El caso es que, tal y como funcionan las cosas de Bon Temps, es cuestión de tiempo que pase de cantar canciones a algo más.

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